23 de agosto de 2012

Carta al Hombre de mi Vida


Ayer por la tarde, al llegar a casa, encuentro sábanas, cobijas y edredones secándose por doquier. Últimamente me ha dado por lavar  cada esquina y trapo que existe en la casa, quizá sea la necesidad que tengo de limpiar, ordenar, y cerrar ciclos del pasado.

Cansada por el trabajo del día, tomo un cobertor y me echo en mi cama que aún se siente húmeda por la ropa que Fany puso ahí. Me envuelvo y enrosco como lo hacen los perros cuando están aburridos, o talvés abatidos. Cuando me despierto, ha pasado solo media hora y vuelven a mi cabeza los asuntos que debo resolver antes del fin de semana. De pronto, me encuentro aterrada de tomar las desiciones que he estado posponiendo los últimos seis meses. Pienso en mi familia, y sé que de ninguna manera estoy sola. Siempre han sabido estar ahi para apoyarme en cada paso que he dado, sin importar si han sido buenas elecciones o grandes tropiezos. Sin embargo, de repente me invade el sentimiento de que justo en estos momentos es el apoyo de otra persona el que necesito. Siento desmonorarme poco a poco mientras grandes lágrimas escapan de mis ojos, y susurro para mis adentros: "Cuanto te extraño y te necesito papito . . . "

Después de diez años de su partida, Dios ha sabido reconfortar nuestra alma, y mis hermanos y yo solo recordamos a Papá para alegrarnos por su vida y por lo buena que siempre fué a su lado. Pero, ayer lo necesité desperadamente y lloré tanto que sentía que dolía cada célula de la médula ósea. Sus recuerdos iban y venían y no pude evitar empezar a hablar con él como si desde el cielo hubiera acercado su oído para escucharme.

Pienso que en algún momento él pudo haberse aburrido y entonces se fué a hacer algo mejor allá donde está, así que quise escribirle esta carta-mensaje que podrá leer en cualquier momento, ya que estoy segura de que allá en el cielo tienen la banda de Internet más ancha que existe, de hecho ni siquiera creo que les suene: "Fibra óptica de Telmex?"  ;P

Querido Papá:

Sé que al recibir esta carta y mientras empiezas a leer estas líneas, lo primero que estarás ansioso por saber es si me gradué de la Universidad. ¿Pues que crees? Lo hice, ¡y con el promedio más alto! :P Sabes que no es mi estilo alardear de nada, pero aunque algunos lectores se enteren, tenía que decírtelo, ya que nunca olvido lo felíz que te hacían las altas notas que siempre obtenía. Ahora te confieso que todo eso que hacía era con el único fin de disfrutar de la felicidad y el orgullo que eso te provocaba ;) Y también porque no puedo borrar de mi mente la última conversación que tuvimos.

Iba en segundo semestre y cuando llegué un fin de semana a la casa, me preguntaste que cómo iba todo. Después te quedaste callado unos momentos, perdiste tu mirada en el infinito y mientras tu mente aún viajaba hacia un futuro cercano donde casi saboreabas el verme recibiendo mi Título, me preguntaste -¿Y si irás a llegar a terminar, muchacha? Sin titubear un momento te dije que no había ingresado a la Universidad para detenerme a la mitad del camino. Y te pusiste felíz, sin dejar de dudar un poquito en mis palabras. Comprendía perfectamente tu miedo, ya que de tus ocho hijos, ninguno te había dado aun esa dicha, esa que anhelabas desde que todos éramos pequeños y nos motivabas a seguir estudiando. Y quiero que sepas, que desde ese momento no había nada que deseara más que hacerte sentir el Papá más orgulloso del mundo. Después de eso, tuviste que marcharte, pero sabe que te cumplí la promesa. El día de la ceremonia me hiciste falta. Pero, estaba segura de que en el cielo estarías brindando por mi, ¡posiblemente habrías organizado una barbacoa!, así que disfruté mi gran día en tu honor :)

Y ya entrada en las "confesiones" quiero recordar contigo algunos anécdotas que nunca voy a olvidar y que siempre atesoraré y grabaré en mi corazón. Recuerdo que un día llegaste con un vestido azul de mi talla, tenía yo como ocho años. Nunca supe como ocurrió eso, ya que siempre dejaste todo ese tipo de responsabilidades a mamá. Así que ese día fué el más extraño pero el más felíz de mi vida. No olvido jamás ningún detalle de ese vestido, lo amaba como si fuera una piedra preciosa.

Un detalle que adorábamos mi hermanita Raquel y yo, era revisar la maleta de ropa sucia que enviabas a la casa para que se lavara, y encontrar casi siempre "regalitos" para tus niñas. No había momento más feliz del día que encontrar dentro de las bolsas de tu camisa, pequeños molcajetes, jarritos de barro o comalitos que recolectabas en tus viajes a la Huasteca. Raquel y yo hacíamos deliciosas salsas y guacamoles con higos maduros que cortabamos de la mata del jardin de mamá. Esos gestos tuyos, solo nos hacían saber una cosa, que allá donde andabas y mientras pasaban hasta dos semanas sin llegar a la casa por tu trabajo de operador de un autobús, nos llevabas en tu pensamiento todo el tiempo. No teníamos muchos juguetes, pero sin duda los que más amábamos eran esos trastecitos de barro.

Papi, estos días voy a tomar desiciones importantísimas en mi vida y me gustaría que estuvieras aquí para que me dieras tus consejos. Sé que no es posible que estés físicamente, pero meditaré en todas tus sabias palabras del pasado para tratar de encontrar cuál sería tu mejor consejo. Sé que desde donde estás puedes enviarme tu bendición, y tus porras, así que si en algún momento siento una palmada en la espalda sabré que eres tú. :)

Por último quiero decirte que Te Amo y te añoro, pero que te dejaré descansar en paz, . . . aunque sea por un tiempo. ¡Talvés vuelvas a recibir carta mía! No te molestes conmigo, ya que solo quiero hacerte saber que eres y serás siempre el Hombre de mi vida, que todos los días pienso en ti y que sigues formando parte de mi existencia. ¡Te ADORO!

Tu hija la "jojolotita"  :p

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