17 de diciembre de 2010

En algún lugar sobre el arcoíris

01: 07 horas marca el reloj en la computadora. Estoy sola en casa, leyendo, leyendo, leyendo. Escucho a Kenny Chesney en el reproductor. Nada tiene que ver el Country con mi papá. Pero de repente lo extraño. Lo extraño tanto que me entran unas ganas enormes de verlo tan solo una vez más. Me dirijo hasta la caja de mis recuerdos para mirar sus fotos. Quisiera poder estar ahora con él y platicarle de mi vida, de mis sueños y de lo mucho que me han estado sirviendo todos sus consejos.

Me conformo con pensar en él y en su hermosa sonrisa. Amín se ha percatado de que sonrío casi siempre de lado. Me siento feliz de poder ver en mí su misma sonrisa chueca.

La vida tiene que continuar a pesar de lo mucho que extrañemos a los que un día amamos tanto. Pero hay algo que por fortuna siempre vivirá muy dentro de nosotros, y es su inmenso amor. Ese amor que aun en los momentos más fríos o solitarios puede reconfortar y entibiar nuestra alma.

Ayer llego mi hermano Jazhiel, el más pequeño de nosotros. Pasó ocho años en Estados Unidos sin venir una sola vez. Mi mamá es en este momento la mujer más feliz de todo el mundo, ya que pidió fervientemente a Dios para que este día llegara. Anda como gallina culeca con polluelo nuevo. Por mi parte, volver a verlo es lo mejor que me ha pasado en los últimos ocho años. Mis hermanos están igualmente felices. ¡Por fin nuestro equipo está completo! Y no puedo estar más agradecida con Dios.

No es que sea voluble, créanme. Solo creo que es muy comprensible que muchas personas pasemos de un ánimo a otro, radicalmente. Y es que después de derramar lagrimitas por el recuerdo de papá, me mudo a un placentero estado de agradecimiento y felicidad por la llegada de mi adorado hermanito.

Termino este post mientras el gran Israel Kamakawiwo Ole’ canta dulcemente Somewhere over the Rainbow, y no puedo evitar sentirme flotar en las nubes. Porque a pesar de los altibajos de la vida, estoy de acuerdo con él cuando dice What a wonderful world!/Que mundo tan hermoso!

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