Mami, ¿se puede quedar mi tía con nosotros?, le pedía a su mamá mientras tiraba de su blusa. ¡Ay, Diana!, pues más bién pregúntale a ella si se quiere quedar. ¿Tía te quieres quedar conmigo?, me preguntaba con sus ojitos suplicantes. ¡Siempre era imposible resistirse a eso! Cuando por fin aceptaba, me llevaba jalando de la mano a su cuarto y cerraba la puerta tras nosotras. Lo que seguía, eran largas horas de juegos, cambios de vestuario y bailes, ¡que ella me enseñaba a mi, por supuesto! ;). El gusto por la lectura era algo que compartíamos y cada vez que me veía me contaba de alguno de sus libros.
Cada que se presentaba la oportunidad de visitar en su casa a mi hermana mayor, siempre aprovechaba para platicar y jugar con mi sobrina, y ella siempre estaba más que dispuesta y felíz de compartir su cama conmigo. Antes de dormir, me hacía cientos de preguntas y conforme iba creciendo podíamos entablar cada vez conversaciones más interesantes. Ya no recuerdo desde cuando empezamos a compartir esos momentos, pero creo que tenía por lo menos seis años.
Mi niña, como ahora le digo, fué nuestra primer sobrina, y ninguno en mi familia podia hacer menos que adorarla, pero no solo por ser nuestra primera muñequita, sino que era la niña más tierna, inteligente, cariñosa, comprensiva y dadivosa del mundo. Recuerdo que no podía pasar casi ningún cumpleaños sin que ella se preparara con un regalo, ¡para ella era como un pecado no entregar algún obsequio! :)
Ahora, ella tiene dieciseis, y su tiempo es de la preparatoria, sus amigas, las fiestas y su boyfriend. Y, aunque extraño nuestros dívertidos días, quisiera que supiera que siempre va a ser mi princesita querida, que tengo fé en ella, que la adoro y que siempre va a contar conmigo para todo. Nena, siempre te digo todo ésto, ¡pero ya sabes que siempre he sido muy cursi y sentimental! ;p
Hace unos meses, le pedí que fuera la modelo de mi primer "práctica formal" de fotos, si así se le puede llamar, ja ja ja ;), y ella aceptó con todo el gusto y disposición. Además de divertirme bastante con ella, se portó como toda una profesional. Gracias, corazón por tu esfuerzo y tu paciencia.
Bueno, pues aquí están.
Empezamos muy tempranito en la escuela de artes, y como toda una profesional, Diana verificaba que su labial estuviera perfecto para la sesión ;)
Ese día, la "maquillista" nos dejó plantadas, y ninguna de las dos teníamos una sola gota de base . . . Pero, con esa piel quien necesita maquillaje.
Nos dimos cuenta de que el Cuartel del Arte podría servir muy bien de fondo.
¡Te lo dije! Te ves hermosa sonriendo :)
Puede que no a muchos les guste, pero a mi me encanta ese efecto de mañana cálida.
A media mañana ya teníamos hambre, y nos metimos a desayunar a éste acogedor rinconcito, donde ella y algunos amigos a veces se reúnen para comer y platicar
Seguimos caminando y decidimos terminar la sesión en éste lugar.
¡La última sonrisa del día! ¡Uff!
¡Si, si, si! Ya sé que escribo como si las palabras se fueran a acabar, pero mil gracias a todos los que leyeron y vieron hasta aquí. ¡Un abrazo!